El acto tendrá lugar en el Auditorio de Casa Árabe en Madrid a las 19:00 horas, y la entrada es libre hasta completar el aforo de la sala. El ilusionista MagoMigue y Puerta Vílchez, experto en arte islámico y nombre de referencia en los estudios sobre de la Alhambra de Granada, serán presentados por Ramón Mayrata, poeta, novelista, crítico cultural y gran conocer de la magia y el ilusionismo.

Después de una primera experiencia en los propios palacios de la Alhambra, MagoMigue y José Miguel Puerta se reencuentran en la sede de Casa Árabe en Madrid para compartir la fascinación ejercida en ellos por el monumento granadino y para hacernos disfrutar desde otra óptica de sus arquetipos mágicos, simbólicos y poéticos. Los juegos de ilusionismo preparados para la ocasión por MagoMigue se acompañarán de imágenes y de los comentarios artísticos de José Miguel en un sugerente diálogo con las formas y significados de la Alhambra y con la imaginación del espectador.


“El arte tiene truco. Aunque no me gusta este término, ayuda a comprender fácilmente. El arte tiene doble fondo: lo que se ve, lo que queda, lo que sucede, y por detrás, la intención del artista, el proceso de creación, quizás la casualidad o la causalidad, vaya usted a saber. El arte es un gran juego de magia. Y la magia es el origen del arte.” 

“Como obra de arte que es, la Alhambra para mí fue toda una revelación: un lugar en el que desaparecer para volver a reaparecer con un conocimiento de algo eterno, un lugar en el que el misterio, motor del conocimiento y del arte, rezuma por cada rincón. Un estímulo para mis sentidos canalizado a través de su simbología hermética y poética. Un maravilloso juego de magia”.


“La escenografía del soberano se nutre de la poética de la sugestión imaginaria, la maravilla y lo insólito, que los filósofos y retóricos árabes teorizaron al menos desde al Farabi (m. 950)… Sabemos que entre las obligaciones del panegirista destacaba la misión de elaborar hipérboles sobre la excepcionalidad de cada arquitectura y su capacidad de asombrar y de suscitar sorpresa a todo hipotético espectador. De ahí que los juegos de apariencias sean, en su diversidad, el recurso artístico más caro a los artífices de estos palacios, sobre todo a la hora de dar forma a los signos de la luz y la permanencia que elevan la figura de sus señores. Aquellos constructores concebían su trabajo como una gran obra de ficción elaborada con muros, columnas, arcos, vanos, cristaleras, cubiertas y cúpulas, con zafariches, surtidores, fuentes y plantas, además de con variados programas decorativos y caligráficos, con la ilusión de dar forma en el espacio al rutilante y paradisiaco universo imaginado”.