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Foro ‘El Mediterráneo como escenario de la potencial Guerra Fría entre Rusia y EE.UU.’
La Fundación Tres Culturas, con la colaboración Casa Árabe, el Real
Instituto Elcano y la Obra Social de La Caixa analizan de la mano de
un elenco de los más prestigiosos expertos internacionales en
geopolítica las relaciones entre Rusia y EE.UU., y cómo éstas afectan al
Mediterráneo.
22 de noviembre 2017
SEVILLA
Las idas y venidas en las relaciones bilaterales entre EE.UU. y Rusia y sus respectivas alianzas con los diferentes actores de Oriente Próximo -Irán, Siria, Iraq, Afganistán o Yemen- están jugando un papel muy importante en la reconfiguración de esta zona del mundo. A veces de forma soterrada y otras de una forma mucho más abierta, las posiciones que ambas potencias están tomando con respecto a determinados problemas e intereses en la región van a marcar sin duda alguna su estatus y configuración final. Esos vaivenes han sido una constante a lo largo de la historia de la relaciones internacionales contemporáneas, alcanzando, según la mayoría de los expertos, su punto crítico con la llamada ‘crisis de los misiles cubanos’ de octubre de 1962, que a punto estuvo de desembocar en el mayor desastre nuclear de la Historia. Las disputas entre qué sistema de gobierno y gestión era mejor, si el comunismo o el capitalismo, han marcado profundamente estas relaciones en el siglo XX.
Después de unos años en los que Rusia perdió protagonismo una vez abandonado su estatus de superpotencia -tras la larga etapa soviética- parece que ha vuelto a la arena internacional con una política exterior de corte revisionista, anunciando el fin de la luna de miel con Occidente y con un ingente aumento del presupuesto de defensa, tal y como anunció el presidente Putin en la conferencia de seguridad de este mismo año celebrada en Múnich. En ese sentido, hay que preguntarse en cuál de los tres escenarios donde desarrolla su política exterior se centrará más: en su entorno cercano, en Oriente Próximo o propiamente en Occidente. Y sin duda, es en Oriente Próximo donde se encuentra gran parte de sus intereses vitales: la salida al Mediterráneo que lleva buscando desde la época del Gran Juego.
Con respecto a EE.UU., son muchas las interrogantes que se presentan con la llegada a la Casa Blanca el pasado 20 de enero del 45º presidente de EE.UU., Donald Trump. El nuevo y controvertido Comandante en Jefe de la fuerza armada más poderosa del mundo debe tomar importantes decisiones en el ámbito de las relaciones internacionales, y especialmente con respecto a Rusia. Cabe preguntarse igualmente si, teniendo en el horizonte la continua mirada de los tigres del sudeste asiático y de China, profundizará -como ya hiciera Nixon- un acercamiento hacia Rusia que ya se ha manifestado en muestras públicas de admiración a Putin. En cualquier caso, y ya en lo que respecta a su implicación en Oriente Próximo, algunos nombramientos que ha realizado para importantes cargos diplomáticos, las alabanzas al ‘muro de la vergüenza’ que separa Israel de Palestina o la intención de mover la embajada norteamericana desde Tel Aviv a Jerusalén, no hacen vaticinar un periplo sosegado de la Administración Trump.
Todo esto podría enmarcarse quizás en un proceso de construcción de un nuevo orden internacional compartido, en un mundo con perspectivas históricas divergentes, plagado de conflictos violentos, tecnología desbocada y extremismo ideológico. La reevaluación de este equilibrio de poder puede venir dada por la gran crisis en la que se encuentra el sistema de división poderes que preconizaba Montesquieu. Han aparecido, además de los tres poderes tradicionales, dos más -el económico y el empresarial- que han tomado la delantera a los tradicionales, mezclándose con ellos para enmarañar aún más la percepción que el ciudadano tiene de los mismos.
Con este panorama, es preciso detenerse en Oriente Próximo, que ha sido y sigue siendo hoy día una de las regiones más convulsas del mundo. El pasado año se cumplió un siglo de los acuerdos de Sykes-Picot, y en noviembre de este año se cumplirá otro de la declaración Balfour, que junto con el Plan de partición de Palestina -propuesto en la resolución 181 de la ONU- supusieron tres hitos de extraordinaria importancia en la configuración del actual Oriente Próximo. En ese sentido, y no sólo para Rusia por lo anteriormente expuesto sino también para EE.UU., ésta sigue siendo una zona vital para sus respectivos intereses y por ello cabe hacerse algunas preguntas que determinarán sus relaciones bilaterales y que en consecuencia afectarán al resto del mundo. Algunas de ellas podrían ser: ¿será necesario redefinir el papel de la UE en el Mediterráneo?, ¿podría ser Marruecos un modelo a seguir para el resto de países de Magreb y del Mashrek en materia de cooperación y relaciones con la UE?, ¿cuál será la postura de EE.UU. y Rusia con respecto a Irán en materia nuclear?, ¿y con respecto a Arabia Saudí?, ¿hacia dónde pueden desembocar las rivalidades existentes por el control de los recursos naturales de la zona?, ¿qué tienen ambas superpotencias previsto con respecto al Daesh, no sólo en Iraq y Siria sino también en el hipotético caso de que una vez derrotado, se intente rehacer a sí mismo en África?, ¿qué papel van a desempeñar los mass media en esta nueva reconfiguración de la zona?, ¿cómo se puede salir de la crisis del sistema de división de poderes en países donde la democracia ya ha arraigado o hacer que ésta llegue a los que no?, ¿será indispensable, aparte de las pertinentes reformas políticas y constitucionales, un nuevo levantamiento popular y de la sociedad civil a modo de “primaveras árabes 2.0”, encabezado especialmente por jóvenes y mujeres para conseguir más y mejor democracia, trabajo y justicia social?.
En definitiva, el objetivo principal de este seminario internacional es estudiar, a través de un análisis crítico y pormenorizado, el curso que podría tomar a tomar esa histórica disputa por la hegemonía mundial entre ambas potencias, especialmente con la llegada de la administración Trump al poder, y ver de qué manera va a afectar a Oriente Próximo, al Norte de África y en general a todo el Mediterráneo.
Programa del encuentro
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